El duelo, tras la pérdida de mi ser querido, es el camino que recorro para sanar la herida del alma que ahora siento. Es el tiempo necesario que necesito para poder expresar mis emociones, encontrar el significado a lo que vivo, explorar mi interior y volver a reconstruirme a mi propio paso. Es un proceso normal de adaptación ante la pérdida, y a pesar del dolor y el sufrimiento que supone esta experiencia, me quedan fuerzas para cuidarme y cuidar de los que quedan a mi alrededor. Es el tiempo y el trabajo que realizo los que me preparan para aprender a vivir sin la presencia física de la persona fallecida.
El duelo no es únicamente la pérdida física de ese ser que tanto he amado, sino supone la pérdida de la relación, la pérdida del contacto con esa persona, y que rompe, a su vez, el contacto con uno mismo, con una misma.
Es un proceso natural, universal y sano de realizar. No es una enfermedad, aunque sin duda, puede llegar a enfermarte si no te cuidas. También es un camino transformador y de autoconocimiento, por el cual a medida que avanzo voy a descubrirme diferente, ya no soy la misma persona. Este caminar por la senda del duelo, viviendo y expresando lo que siento, va a darme recursos nuevos para afrontar el día a día, y aunque ahora no puedas creerlo, plantearme quien quiero ser y como quiero estar ahora en el mundo.
¿Lo que siento es normal?
Cuando fallece un ser querido, es normal que sienta tristeza, abatimiento, añoranza, enfado, miedo, rabia, culpa, o una mezcla de todo ello al mismo tiempo. A pesar de ser una reacción normal, en ocasiones puedes llegar a pensar que es demasiado para poder soportarlo y pueden producirse pensamientos y conductas difíciles de entender. El que lo sientas de este modo no significa que estés enfermo, el duelo no es ninguna enfermedad, sino que todo lo que vayas experimentando tiene su función psicológica para adaptarte al sufrimiento tan grande que ahora vives.
Recuerda que el duelo es una vivencia multidimensional que afecta tanto a nuestro cuerpo físico como a nuestras emociones, a nuestras relaciones, pensamientos, acciones, y a nuestro mundo interior de valores y creencias.
¿El duelo es igual para tod@s?
Hay tantos duelos distintos como personas distintas. Cada persona somos única y por tanto sentimos y expresamos el dolor de la pérdida de modo distinto. No hay dos duelos iguales. Incluso la misma persona experimentará duelos diferentes, porque nosotros mismos/as vamos cambiando a lo largo de la vida.
¿Cuánto tiempo dura el duelo?
Un duelo no se supera porque pase el tiempo, sino porque me comprometo en hacer un trabajo de duelo. Una cosa es estar en duelo y otra muy distinta hacer el duelo. El tiempo por sí solo no nos garantiza que el duelo se resuelva, lo que importa es lo que hagamos con ese tiempo.
¿Qué es un trabajo de duelo?
El trabajo de duelo, es el compromiso que tomó conmigo mismo/a y con la vida para avanzar en el dolor y el sufrimiento que experimentó tras la pérdida de mi ser querido, con el objetivo de recordarlo y sentirlo sin que me duela tanto. Es un proceso, por tanto, activo.
El dolor del duelo hay que vivirlo. Nos duele intensamente porque amamos.
Podemos distraer al dolor, aplazarlo.. pero nunca podremos evitarlo del todo, en algún momento vital aflorará el sentir de esta pérdida. Hay personas que evitan afrontar la vivencia del dolor que produce la ausencia del ser querido fallecido, y se protegen de ello, por ejemplo no hablando de ello, trabajando sin descanso para no sentir o cambiando de lugar de residencia.. sin embargo, el dolor y la ausencia les acompañará allí donde vayan.
Hacer un trabajo de duelo, es vivirlo con consciencia y presencia. Dándonos permiso a sentir lo que vaya aflorando. El hacerlo de manera compartida, dará sentido a tu vivencia y esperanza a tu proceso. Es en ese dolor compartido donde podemos ir transformando nuestro dolor. Es bueno que cuentes con apoyos que te aporten seguridad y que te acompañen sin juicio y a tu ritmo, sin prisas. Hacerlo completamente solo/a es a veces muy difícil, sobre todo si experimentamos sentimientos intensos de soledad, o si pasado el tiempo no sientes motivación por nada.
En la mayoría de las ocasiones las personas tenemos la capacidad para superar el duelo por la pérdida de nuestro ser querido. Lo vamos resolviendo a medida que VIVIMOS el dolor del duelo, y expresamos lo que sentimos con la compañía y el apoyo de amigos y familiares. Pero en ocasiones, a pesar de todo y por diversas razones, este proceso puede complicarse y no podemos avanzar.
Pide ayuda si observas que pasado un tiempo prolongado:
El sentir esto a lo largo del proceso es normal. Pero si observas que estas situaciones son habituales y que te impiden funcionar en el día a día, pide ayuda de un facilitador/a, profesional o persona especializada.
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